Nuestra historia
A finales de 2022 nace en Cantabria el Colectivo Gelsomina con el objetivo de defender y promover la creación audiovisual en nuestra Región dando cabida a personas de procedencias y con perfiles diversos, pero que comparten la necesidad de utilizar el lenguaje audiovisual como vehículo de creación y comunicación, con una óptica no sólo artística sino también social.
Le dimos muchas vueltas y al final nos decidimos por Colectivo Gelsomina, como un pequeño homenaje a Giulietta Masina de la película “La Strada” de Fellini que para nosotros representa la magia y la ilusión del cine, combinada con la esencia de lo aparentemente pequeño pero que esconde en su interior una gran fuerza y profundidad.
Miembros
El colectivo actualmente está formado por ocho personas: Laura Ibáñez realizadora de cine experimental y de animación, Marcos Aldaco e Iñaki Pinedo realizadores de cine documental, José Luis Santos realizador de cortometrajes de ficción, Esther López Sobrado y Ángel Obregón investigadores y guionistas, Vely Cordero, agente artístico, y Paco España, crítico de cine, especialista en casting y coordinador de actividades cinematográficas educativas. Entre todos aportan una gran variedad de trabajos reconocidos y premiados en numerosos festivales dentro y fuera de nuestro país, incluidas candidaturas a los premios Goya.
Los miembros de este colectivo no estamos inscritos profesionalmente al sector audiovisual, procedemos de “otros sectores profesionales”, pero desarrollamos una intensa actividad en torno al mundo de la creación audiovisual. Hemos constituido este colectivo para reivindicar que hay un montón de mujeres y hombres como nosotros que participan de la construcción día a día del tejido cultural audiovisual de nuestro país y de Cantabria, y entendemos que los responsables culturales de la Región tienen que tener en cuenta esta realidad, compleja y mestiza y gestionarla de manera mucho más equilibrada e inclusiva.
Básicamente reivindicamos la importancia del proceso creativo en el ámbito audiovisual. Hay que insistir en que la importancia está en la calidad de las ideas y su desarrollo, no se trata solo de crear industria cultural, sino también tejido cultural, sin el cual es difícil sacar adelante proyectos interesantes.
Trabajos
El Colectivo ha colaborado en la producción y difusión del último cortometraje de José Luis Santos “Whirlpool 3933”, y en el documental “En la Línea del Horizonte” de Iñaki Pinedo y Marcos Aldaco. También se está trabajando en la difusión de “Ciaboga”, el primer documental sobre traineras hecho en Cantabria, que se sale de lo local para abordar toda la Cornisa Cantábrica reivindicando un patrimonio deportivo-cultural compartido. Este trabajo de 2019 está volviendo a andar el camino que se truncó con la llegada de la pandemia.
Dentro del ámbito de la difusión, hemos organizado con el patrocinio de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica del Gobierno de Cantabria un Ciclo de Cine, Mujer y Memoria Democrática, con cerca de 40 proyecciones-coloquio con la presencia de algunos de los directores, de Enero a Junio en Centros Educativos, Centros de Profesores y Centros Culturales de la Región.
En el colectivo, la memoria, lo documental, además de la ficción están muy representados. Es un objetivo alternativo a lo convencional. Buscamos mantener la vinculación entre la creación audiovisual y la óptica social, y eso abarca ambos ámbitos, la ficción y el documental, que a pesar de sus diferencias pueden compartir muchos aspectos en su visión y su narrativa.
El colectivo también colabora con la difusión de las propuestas más difíciles de mostrar como los cortometrajes y los documentales, a través del proyecto “Vamos de Cine”, desarrollado en algunos centros educativos de Cantabria y coordinado actualmente por el crítico de cine Paco España.
Cortometrajes en Cantabria
La cantera de cortometrajistas en Cantabria es relevante, pero sigue existiendo una barrera o muchas que impiden que el salto al largo sea algo natural. En el caso de la ficción, el salto del corto al largometraje es enorme, desde los aspectos organizativos a los financieros, son dos mundos completamente diferentes, hay que tener muchos apoyos y estar muy preparado para intentarlo. Por eso es tan importante tener buenas historias que permitan atraer ese músculo productivo y financiero.
El mayor riesgo es no ser consciente de tus posibilidades y pecar de iluso al enfrentarte a un largometraje. En el caso del cine documental es diferente, los costes de un largometraje generalmente son muy inferiores, y tienes mucha más libertad para trabajar, dependes de menos voluntades, aún así desarrollar los proyectos lleva mucho tiempo y mucho esfuerzo.
Resulta paradójico que una sociedad donde la imagen, las pantallas y lo audiovisual dominan todos los órdenes de la vida, sin embargo, el cine en las escuelas sea casi inexistente y no se prime la educación de la mirada. El lenguaje audiovisual está cambiando constantemente, el público joven, es decir el público del futuro, es muy impaciente, no aguanta las narrativas largas, reflexivas, tiende a formatos cortos, fáciles e impactantes, están muy condicionados por los juegos y las redes sociales.
Evidentemente asumiendo que los intereses del espectador van cambiando con la sociedad, es muy importante la educación crítica y reflexiva de la mirada en los centros educativos, y en las familias, porque actualmente “las pantallas” constituyen la principal vía de información. Nosotros llevamos muchos años trabajando en el proyecto “Vamos de Cine” en los centros educativos, y hay alumnos que nos dicen que les sorprende todo lo que puede transmitir el cine.
La pandemia ha cambiado las costumbres, y si antes ya acudían pocos espectadores a las salas, ahora son menos. Nos hemos acostumbrado a las plataformas, que en muchos casos nos facilitan contenidos de interés a los que no podemos acceder en la oferta de nuestras ciudades. Esta realidad va a generar un cambio profundo en el sector audiovisual, y tenemos que estar preparados para asumirlo.